Eventhough, we still do

You write in order to change the world, knowing perfectly well that you probably can't, but also knowing that literature is indispensable to the world... The world changes according to the way people see it, and if you alter, even by a millimeter, the way...

People look at reality, then you can change it.

- James Baldwin

sábado, 18 de julio de 2009

Una noche mágica

Una noche mágica


Yo estaba sentada en una silla en mi habitación.

Era Viernes, 23 de Abril. Hacía 20 grados y una tarde estupenda.

Yo estaba leyendo una novela muy interesante en la que los protagonistas escapaban en una huida desesperada hacia su ciudad natal.

Estaba muy absorta en la novela como para enterarme del paso de las horas. Había comenzado a leer a las tres y media de la tarde y ya eran las seis y cuarto.

Mi madre, María José, me llamó desde el salón:

-¡Miriam! ¡Deja de leer y baja un momento, por favor!-

Cerré el libro algo molesta porque mi madre me había sobresaltado de tal modo que había pegado un bote en el asiento.

Atravesé el pasillo en dirección al salón donde estaban mi madre, mi padre Javier y mi hermano David.

Estaban hablando. Mi hermano decía algo de fútbol; mi madre, algo de que yo no iba a hacer nada de eso y mi padre decía que era una oportunidad que no podían dejar escapar.

Cuando me vieron mi hermano gritó:

-¡Nos dejan toda la casa a nosotros por este fin de semana!

Miré a mis padres, sorprendida por las palabras de mi hermano, esperando que lo negaran. Pero no lo hicieron.

Mi madre me miró y me dijo:

-Tu padre y yo queremos irnos este fin de semana solos a un camping que está cerca de aquí, a una hora y media. Nos gustaría que te quedaras al mando de la casa.

Me quedé aturdida, embobada e intentando encontrar algún fallo en lo que acababan de decirme.

Pregunté: -¿Y que decía David del fútbol?

Mi padre me contestó: -David quiere ir a ver un partido de Osasuna contra el Madrid en el Sadar pero le hemos dicho que no.

Vi que mi hermano parecía triste y le dije: -Si quieres lo podemos ver por la televisión, ¿eh?, ¿qué te parece?

El me miró muy sorprendido porque a mí no me gusta para nada el fútbol y se puso contento por lo que le había propuesto.

Me respondió muy feliz pero pícaramente:

-¿Crees que aguantarás dos horas de partido?-

Dije que sí y mis padres, contentos, me dijeron:

-De acuerdo. Entonces, nos vamos mañana a las siete de la madrugada y volveremos el domingo a las diez de la noche.

Mi madre añadió: -Tu padre ha dejado la comida preparada en el frigorífico. Sólo necesita calentarse.

Y te he dejado una lista con cosas para hacer, horas máximas para meterse a la cama, etc...

Y también he escrito el número de teléfono de la casa en la que nos alojamos para que llaméis si os hace falta.

Después de haber confirmado todo empezaron a hacer las maletas.

Yo subí a mi cuarto a seguir leyendo hasta la hora de cenar. Después de cenar la noche paso rápida.

Me levanté temprano para despedir a mis padres y preparar el desayuno.

Cuando acabamos de desayunar nos pusimos a hacer lo que nos quedaba de tarea.

Luego, mi hermano se puso a ver la televisión mientras yo continuaba leyendo la novela. Sólo me quedaban cinco capítulos para acabarla y quería empezar con el segundo tomo que narraba la segunda parte de la historia.

Aquella tarde no hicimos gran cosa. Jugamos a varios juegos de mesa, dibujamos y salimos a dar un paseo por la Taconera a las cinco, más o menos.

Cuando volvimos a casa eran las siete y media así que me puse a hacer la cena. Cenamos viendo el partido de fútbol y después nos fuimos a la cama.

Desde la cama vi un destello de luz roja en la ventana.

Fui a despertar a mi hermano y los dos salimos al balcón.

Lo último que habríamos esperado ver apareció ante nosotros.

Eran todos los personajes de cuentos y novelas que habíamos leído. Estaban los personajes de Harry Potter en escobas, los de Winnie the Pooh en un árbol volador, los de Narnia montando a caballo, etc....

Después de comprobar que eran ellos de verdad los invitamos a entrar en nuestra casa y estuvimos charlando hasta altas horas de la madrugada.

Todos eran amabilísimos. Cada uno con su historia simpatizaba con todos los demás.

Mi hermano se interesó mucho por los personajes de Gerónimo Stilton, el ratón.

Estuvo todo el rato escuchando largas historias que éste le contaba junto con su familia, sobre todo con su sobrino Benjamín, encantado de tener un público tan entusiasta.

Yo estaba encantada con los personajes de Harry Potter, me contaron cómo era todo el castillo. Era muy grande y tenía muchas habitaciones y pasillos y había alguna que otra estancia secreta como la sala de los menesteres. La casa de Hagrid era muy curiosa y siempre estaba guardando algún monstruo para su próxima clase. El despacho de Dumbledore tenía una decoración muy personal, al igual que el de la profesora McGonagall, el de Snape, el del profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que cambiaba cada año, etc... Los Dursley, tíos de Harry con los que vivía desde que tenía un solo años cuando asesinaron a sus padres. Lo que hacían los padres de Ron, sobre todo lo que hacía su padre que trabajaba en el ministerio con el primer ministro el señor Cornelius Fudge. Su madre trabajaba en casa manteniéndola limpia y, si puede decirse, lo más ordenada posible puesto que siendo nueve personas las que vivían en ella había que hacer lo imposible para que estuviese algo presentable.

Los padres de Hermione eran unos dentistas fabulosos pero eran algo maniáticos con lo de solucionar las cosas con magia. Por ejemplo, Hermione me contó que ella había reducido sus colmillos bastante largos con un hechizo en vez de con un aparato como ellos llevaban intentando hacer desde su infancia.

La historia de Neville era muy interesante pero muy triste.

También había otros personajes. Como he dicho antes, estaban los de Narnia.

Me contaron muchas cosas. Me dijeron que el armario que era la entrada a Narnia era una vieja reliquia muy antigua que había pertenecido a uno de los primeros príncipes de Narnia.

Susan resultó muy agradable y los demás también.

Cuando nos despedimos eran las ocho de la mañana.

Cuando estaban a punto de irse a mí me asaltó una pregunta:

-Oye, ¿por qué habéis venido hoy a visitarnos justamente a nosotros?

Me miraron y respondieron:

-Os habíamos estado observando desde hacía ya tiempo. En nuestra realidad vosotros sois muy conocidos....

Y pregunté yo:

-Pero.... conocidos... ¿por qué?

Y me respondieron:

-Porque vosotros tenéis un poder único en el mundo entero; sois herederos de una gran fortuna. No nos referimos a oro ni cosas así. En el país Londonfonienseespectaculoriensente creemos que tenéis un extraño poder.

¿No habéis notado alguna vez alguna cosa extraña en vuestra vida?

Nos quedamos pensativos y contestamos: -Hombre, pues no se, alguna elevación ya hemos tenido pero nuestros padres dijeron que era porque habían conectado una máquina que absorbía la gravedad en algún piso cercano y que como eramos jóvenes nos había afectado...

Nos miraron y dijeron: -Pues no, eso se debía a que estabais y estáis desarrollando nuevos poderes.

-¿Y nuestros padres lo saben?- pregunté yo algo asustada.

-No, -nos dijeron -pero ellos lo descubrirán más adelante, así que no digáis nada.

-De acuerdo – dijimos mi hermano y yo- y acabamos de despedirnos.

Se fueron por el balcón después de que les hiciéramos jurar que vendrían a visitarnos de vez en cuando y mi hermano y yo los despedimos con la mano hasta que se perdieron de vista.

Antes de meternos a la cama nos tomamos unas pociones que nos habían dado con las que soñaríamos con lo que era su realidad y podríamos convivir con ellos de verdad durante nuestras horas de sueño.

Yo soñé que estaba en Hogwarts, la escuela de magia y hechicería, y con cosas relacionadas con el tema.

Mi hermano se había tomado la poción de Gerónimo Stilton y, a la mañana siguiente, me contó que él había soñado que estaba en la casa de Gerónimo y en el edificio en el que se imprimía y editaba ``El Eco del Roedor´´, el periódico más famoso de la ciudad de los ratones.

Cuando nos levantamos ya eran las tres de la tarde.

Comimos y descansamos en casa esperando la llegada de mis padres.

Cuando mis padres volvieron a la noche los estábamos esperando en la estación de autobuses y nos preguntaron, como nosotros a ellos, qué tal el fin de semana.

Ellos dijeron que genial, que el camping era muy barato y tenía un servicio buenísimo y unas vistas espectaculares. Mi madre comentó que la piscina era súper cómoda y muy agradable, que el agua siempre estaba en su punto y que en ella se hacían unos largos fabulosos. Me quedé muy sorprendida porque a mi madre nunca le había gustado la piscina.

Mi padre añadió que las pistas de tenis y todo lo demás era una gozada y que el bar era muy grande, acogedor y limpio, con un buen servicio y buena calidad de alimentos.

Yo comenté:

-Pues David y yo iremos algún día con vosotros para ver si es verdad que está tan bien.

Todos nos echamos a reír.

Entonces ellos dijeron: -Bueno qué, ¿cómo habéis pasado vosotros dos el fin de semana?

Yo dije mirándolos con una sonrisa misteriosa en la cara:

-No os podéis imaginar lo bien que lo hemos pasado.

No dijimos nada más porque los personajes de los cuentos nos habían dicho que la incredulidad de los adultos hacia su mundo los destruía completamente. Como no queríamos que pasase nada de eso nos callamos y les miramos sonriendo.

Ellos se miraron y después nos miraron un poco perplejos.

Después de estos momentos nos dirigimos despacio hacía casa.

En ella, David y yo nos volvimos a tomar la poción como la noche anterior antes de irnos a la cama y nos sumimos en un profundo sueño, yo sobre Hogwarts y mi hermano, sobre Gerónimo Stilton.

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